lunes, 10 de marzo de 2014

Luna de piel

Que la eternidad justifique los medios.
Que me sorprenda la luna de Marzo debajo de tu vestido blanco.
Que la bandera de mi libertad sea tu pañuelo azul.
Que azul sea el cielo.
Que azul sea yo.
Que azul sea la ida, como mi cabeza.
Que a la vuelta dejen de venderlo tinto.
Que tu pecho sea nube donde dejar a las pestañas soñar.
Que por arte de magia siga desapareciendo la gravedad de mis pies y tú saques a golpe de beso el equilibrio de mi chistera.
Que todos los bailes sean de inauguración y no de despedida.
Que la pasión desprenda más calor que el fuego.
Que la sangre que me absorbes de la boca endulce más que el vino.
Que tu anatomía suene a pérdida de vacío cuando se separe de la mía.
Que el reloj pierda las tuercas cuando nos miramos.
Que tus manos desesperen por encontrar mi destino.
Que el viento no deje de sonarnos a música clásica.
Que la lluvia solo sea un mar donde bañarnos en Junio.
Que no haya mapa más fiable que tus marcas en mi hombro izquierdo.
Que no existan brújulas más exactas que tus pupilas clavadas en mi sur.
Que las venas de mis brazos no sean mas que tu camino a seguir.
Que sigas.
Que no pares.
Que subas.
Que sigas subiendo.
Que me impulses en vertical a mí también.
Que no te sueltes de mi meñique.
Que contagies a mi boca el color del que pintas la tuya.
Que no exista cura.
Que no haya remedio.
Que lo hagas irreversible.
Que la única marcha atrás sea la que haga yo cuando tú acodas la nuca.
Que me arropes cuando arda, que así la temperatura se dispara, pero a sí misma.
Que así disparo yo.
Que así disparas tú.
Que mis balas sigan siendo flores. 
Que las tuyas sigan siendo la exposición de tu perfecto esmalte.
Que desayunemos cintura.
Que merendemos clavículas.
Que nos cenemos.
Que me mires.
Que sea con los ojos cerrados.
Que me veas.
Que sigas.
Que no pares.
Que te vivo.
Que me vives.
Que te quiero.

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