martes, 11 de marzo de 2014

La espalda de tu risa

¿Sabes tú, adónde ha ido el frío?
¿Qué ha sido del gris amenazante de mis nubes?
¿El por qué de la estúpida sonrisa de este sol que tanto ciega?
¿El paradero del orgullo de este invierno travestido en primavera?
¿Cuántas horas le quedan a la primavera que no llega?
¿Cuántos agostos aguantará este verano que no muere helado tal y como avisó?
¿Puedes imaginar lo que pasó en otoño?

¿Sabes tú, acaso, por qué no se ha congelado el agua?
¿Por qué no se ha roto el río?
¿Por qué soy yo el espejo donde roto, tendría que mirarse?
¿Por qué has de ser tú quien lo rompa?
¿Serías tan valiente como para declarar por qué lo harías?
¿Serías capaz de hacer de mis pupilas un espejo tan sincero como tus palmas?

¿Sabes tú, por qué ahora las noches suenan a sonata de piano?
¿Por qué los amaneceres a distancia quiebran huesos?
¿Por qué el ruido y el silencio ya no se miran?
¿Podrías decirme, por qué las tardes de domingo ya no duelen?
¿Sabrías señalar con alguna de tus yemas, alguno de mis mapas?
¿Podrías hacer que los días no vividos dejasen de invertir en conflictivo?
¿Sabrías hacer callar a esta ciudad que pide tu presencia a gritos?

Tanto exclamar
Tanto tergiversar
Tanto calor por la ventana 
Tanto tú columpiándote en mis dedos 
Tanto yo derramándome en tu boca
Tanto cuerpo en colisión

Y lo único que quiero que me cuentes es cuantas lunas tiene la espalda de tu risa.


No hay comentarios:

Publicar un comentario